31 de octubre de 2010

Viaje a Piura


Aprender, aprender, aprender… Es la monótona palabra que se repite a diario en las aulas. La agricultura orgánica, siendo un eje importante en el desarrollo rural, no puede ni debe ser apreciada solo desde la perspectiva de los libros y la teoría puesta en diapositivas; debe ser también práctica y vivencial. Tiene que ser capaz de observar por su cuenta la transformación de una agricultura contaminante, déspota y egoísta hacia una agricultura más limpia, sostenible pero sobre todo humana porque contribuye a revalorar a la pequeña y mediana agricultura.
A menudo se oye decir que la pequeña agricultura no es económicamente rentable, que no permite a los agricultores salir de la pobreza, sus productos son de mala calidad, no hay innovación y permanecen en el atraso, no conocen el mercado, etc. Si, acaso, a todo lo anterior se le suma que estos agricultores son productores orgánicos,  el escenario se complica aún más; se hace más trágico pues se cree que es poco productiva, rentable y sostenible en el tiempo y que de a pocos debe ser sustituida por una agricultura de escala, con productos industriales.
Es por esto que el curso de agricultura orgánica 2010-I y 2010-II,  los profesores Saray Siura y Roberto Ugás y la AEA “los orgánicos”, en conjunto, emprendimos esta aventura con el objetivo de corroborar si todo esto que se dice de la pequeña y mediana agricultura –y de sus actores- es verdadero.

Muchos de los que hemos viajado, ya habíamos escuchado del éxito del banano orgánico en el norte del país. Sabíamos además que existía una tendencia creciente hacia la diversificación de productos orgánicos en fresco y procesados. Y gracias a una charla previa de parte del Ing. James Astuhuaman –inspector de BIOLATINA-algunos criterios básicos de certificación orgánica. Todo lo anterior, sin embargo, era una visión muy general y simplista de lo que estábamos por observar en Piura. La revolución que allí se está forjando crea un panorama nuevo, digno de ser modelo para otras regiones del país que tienen potencialidades parecidas.

Particularmente para nosotros, “los orgánicos” este viaje contribuyó a unir aún más nuestros lazos de amistad y fortalecer nuestra orientación: la agricultura orgánica. Las experiencias exitosas que a lo largo de estos 3 días observamos nos dieron una enorme lección: TRABAJAR JUNTOS. ¿Cómo fue posible que pequeños agricultores puedan exportar directamente?-simple, mirándose  unos a otros y comprendiendo que asociándose es la única fórmula para convertirse en una fuerza para la mejora de su calidad de vida. La posibilidad de apreciar el cambio “in situ”  y poder conversar con sus verdaderos protagonistas –los agricultores- no es algo que se realice todos los días. Y es por estas cosas que este viaje no borrará, en nosotros, esa luz con la que ahora contamos.

Hoy estamos  convencidos que es éste el camino que debemos fomentar, y nosotros como grupo trataremos cada día ser participes y contribuyentes de esta innovación que como lo dijo Fidel en su charla magistral (día 2), parte de integrar el conocimiento; el conocimiento del campo y el de las universidades.


DÍA 1
 LA ASOCIATIVIDAD, EL “EMPODERAMIENTO” DE LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES Y EL COMERCIO JUSTO.
DÍA 2
 EL MERCADO COMO DETERMINANTE DE LA PRODUCCIÓN ORGÁNICA; LA POSESIÓN DE LA CERTIFICACIÓN Y LA LIBERTAD PARA COMERCIALIZAR, INNOVACIÓN Y CERTIFICACIÓN ALTERNATIVA: SPG.


DÍA 3
 EL AGUA, MOTOR DE LA AGRICULTURA.